EL VERDADERO ROL DE LOS COLABORADORES EN LAS ORGANIZACIONES

Escrito por César Martinez. Publicado en Mayo 2018

¿Recurso o talento humano?

Por Janet Mogollón Pérez*

Hace aproximadamente se hablaba de los recursos humanos para referirse a los trabajadores de una organización, ahora se habla de talentos, y no se mencionan a los trabajadores, sino a los colaboradores.

El proceso de globalización, la internacionalización de la economía y el rápido avance de las tecnologías ha modificado todo en las instituciones. Tampoco se habla de capacitación, sino de entrenamiento. No faltará alguna actividad denominada en idioma inglés.

Es verdad que los tiempos han cambiado y esto ocurre cada vez más rápido. La transformación digital que se habla en el país es un hecho en otras naciones. Hasta ha cambiado la vida cotidiana y doméstica en las personas.

En el periodismo, antes se requería de un redactor, un corrector, un reportero gráfico, un diseñador, un camarógrafo, un editor, un “luminito” (asistente del camarógrafo), entre otras personas para realizar una nota o producir un reportaje televisivo. Eso era en la década de los ochenta, noventa e incluso, inicios del presente siglo. Ahora todo ha cambiado y todo este trabajo lo puede hacer sólo una persona con su teléfono celular. Existen smartphone “inteligentes” que toman fotografías en alta resolución y diversos enfoques, filman editando, graban audios seleccionados, se convierten en máquinas de escribir, tiene autocorrectores de gramática y estilo, etc.

Un contador puede prescindir de la calculadora y otros aparatitos electrónicos y usar la moderna versión de Excel. Hay nuevos cargos en las organizaciones que hace algunos años no existían ni se conocían, como el oficial de Cumplimiento, gerente o jefe de Riesgos, asesor de reputación (ex imagen), el gerente de Asuntos Corporativos, etc. Todo ha cambiado y seguirá cambiando.

Hasta hay nuevas palabras ya aceptadas por la Real Academia Española: Resiliencia, empoderamiento, container, audiolibro, cliquear, craker, posverdad, antropcentrismo, mariposear, bloguero, multiculturalidad, wifi, tuitear, etc. También frases o palabras compuestos como Fintech, criptomoneda, block exchange, economía colaborativa, etc.

Sin embargo, algo que no cambiará nunca, sino que se fortalecerá con los nuevos inventos, es el cerebro humano, y, por lo tanto, la persona.

Desde esta perspectiva, entonces debemos preguntarnos qué son los recursos humanos y cuando se transforman en talentos. ¿Cuál es la diferencia entre ellos?

Los recursos humanos es el conjunto de personas que están al servicio de una organización en sus diversas áreas. Talento humano es el conjunto de personas que se destacan del resto de los recursos humanos por sus habilidades y competencias, pero especialmente por su actitud frente al quehacer diario.

Alejandro Jiménez Morales, experto en el tema y docente de la Universidad ESAN, revela que “es importante que los jefes sepan cómo es el comportamiento de las personas en las organizaciones para poder realizar un trabajo más eficiente, producir adecuadamente, mantener un clima laboral agradable, asignar tareas claves a determinadas personas y evitarse muchos problemas en la institución”.

Por esa razón es imprescindible conocer a nuestros colaboradores en todas sus facetas, no solamente en la parte laboral, sino con respecto a sus principios éticos, porque ello tendrá un impacto en la reputación de la institución. No olvidemos que el riesgo reputacional es fundamental para la buena imagen de la organización.

La selección del personal es clave. Mediante estudios, test y entrevistas se puede conocer algunos detalles de la persona que trabajará en la empresa. Las virtudes y cualidades de las personas determinarán la actitud que tendrá frente al nuevo equipo laboral y también a los retos que deberá asumir.

Toda persona es una “caja de sorpresas” y quienes evalúan su ingreso a la organización deberán tener presente este pequeño detalle. También este criterio es válido para las personas que ya laboran en las organizaciones y que están postulando a un nuevo puesto laboral. Tener poder o autoridad, implica también, tener una gran responsabilidad.

Asimismo, los jefes deben conocer el potencial de sus colaboradores para asignarles tareas específicas y colocarlos en los puestos adecuados. Muchas veces, la producción laboral de una organización es limitada porque en los puestos claves no están las personas claves. Un puesto responde a un determinado perfil y no todas las personas tienen el perfil para determinados puestos.

Por ejemplo, una persona puede ser muy competitiva en el puesto donde opera, pero nombrarlo jefe supone que debe trabajar ahora con personas y muchas veces, un “excelente” operario no necesariamente será un buen jefe. Hay casos, donde también el liderazgo no parte de la jefatura, sino de un colaborador clave que no tiene responsabilidad de jefatura. Sus dones personales (actitudes) le permiten influenciar en el resto del equipo.

En realidad, las personas son el recurso más importante que tienen las organizaciones. Walt Disney decía: “Se puede soñar con crear, diseñar y construir el lugar más maravilloso del mundo, pero para convertirlo en realidad se necesitan personas”.

¿Por qué las personas deben ser las más importantes en las organizaciones? Sencillamente porque de ellas depende el crecimiento y desarrollo de las instituciones.

Para alcanzar las metas, lograr los objetivos, superar los desafíos o resolver los conflictos, se necesitan personas dispuestas a seguir las metas trazadas, plan estratégico o visión empresarial.

Cada persona tiene su propia visión y expectativa. Su proyecto de vida no necesariamente será el mismo que el de la institución donde trabaja. Es más, el proceso de globalización que vive el mundo, el desarrollo de las tecnologías de la información y la modernidad de la vida nos cambia la vida de período en período, y cada vez, más rápidamente. Antes nuestros padres se jubilaban en sus primeros empleos, ahora no es así. Cada persona tiene que reconvertirse laboralmente en cortos períodos de tiempo. Todo ello afecta a la vida de las personas.

De ahí que es importante conocer a las personas. Además, no todas son iguales, ni todas responden por igual ante determinada situación. Se tiene que ser muy sabio para trabajar con personas.

Se supone que el jefe es una persona que tiene la autoridad, pero también el liderazgo en la dependencia donde se trabaja. Es la persona que debe conocer mejor a todo su equipo, debe saber transmitir confianza y no necesariamente debe saber todos los procesos del desempeño técnico.

Sin embargo, sí debe conocer sus limitaciones y habilidades para liderar a su equipo. Debe saber transmitir la confianza en su equipo para que vean en él, a la persona líder en la que pueden recurrir en caso de necesidad o ayuda.

Un jefe que sólo ordena y él mismo no cumple con la política laboral y ética de la organización, difícilmente influenciará positivamente en su equipo. Podrá tener la autoridad, pero nunca el liderazgo. La autoridad se recibe por méritos propios, amistad con el gerente o porque el jefe superior sufrió un percance. El liderazgo es innato a la persona. No se nace con él, sino que es una disciplina que se va perfeccionando en la vida, incluso, desde la niñez.

* Consultora del FINANPOS / Instituto de Finanzas Populares y Economía Solidaria.