LA PERSEVERANCIA TRAE LOGROS Y ES EL ÚNICO CAMINO AL ÉXITO

Escrito por César Martinez. Publicado en Abril 2019

LEYENDA: El autor es periodista especializado en Economía y consultor en temas de Liderazgo y Educación Emprendedora del Instituto FINANPOS. Tiene más de mil artículos publicados sobre diversos temas de su especialidad. 
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El liderazgo es constancia

Por César Sánchez Martínez / LIMA

El liderazgo es constancia en el sentido más amplio de la palabra. Un líder es constante en todos sus caminos porque sabe que la constancia es la virtud de hacer algo con esfuerzo y sacrificio no teniendo miedo al fracaso, pero mirando con optimismo el éxito que vendrá.

No olvidemos que el éxito tiene como fundamento a los muchos intentos que terminaron en fracasos. Un líder no se rinde fácilmente, lucha hasta el final y logra sus metas. ¿Qué pasa si no se alcanzan los objetivos? Cuando eso ocurre, para la gente no se logró nada, pero para el líder fue un aprendizaje y una experiencia. Es decir, siempre se ve lo positivo de la experiencia.

Un líder tiene limitaciones y muchas veces comete errores. No es una persona perfecta, pero sí perfectible. En ese camino a la perfección busca, insiste, persiste y lucha hasta el final. No se rinde con facilidad, se esfuerza para vencer las dificultades y no se amilana ante los retos.

El liderazgo es constancia porque siempre busca la superación. Ofrece batalla a la vida, costumbres y hábitos.

La constancia es perseverancia para hacer lo correcto. Se persevera siguiendo sueños para hacerlos realidad, se persevera luchando con transparencia para conquistar una verdad, pero también se persevera influenciando para alcanzar metas y objetivos.

La constancia es la voluntad inquebrantable de querer hacer algo y estar decidido a realizarla. El líder sabe que tendrá obstáculos, pero sabe perfectamente en esos temibles tigres de la realidad son simplemente “tigres de papel”, que no lo detendrán para lograr sus metas.

El líder constante es también un visionario porque tiene la convicción de lograr sus objetivos, siempre con transparencia. Ante un primer fracaso, no se rinde, sino que continúa y sigue luchando. No interesa cuanta veces se caiga, se levanta y sigue adelante.

También el liderazgo es constancia porque se tiene la certeza de estar seguro de algo. No interesa cómo se presenta la situación, cuando hay certeza se avanza y no se retrocede.

En 1970, cuando ocurrió el terremoto el 31 de mayo teniendo como epicentro Huaraz, un gran bloque de hielo del pico más alto del Perú, el Huascarán, se desprendió y cayó rodando hacia abajo, quedando en una laguna grande. Como resultado de ese hecho, se trasvasó la laguna y arrasó todo lo que encontró en su camino, sepultando pueblos enteros. En esa ocasión, la gente salía huyendo del lugar, mientras que los periodistas hacían todo lo contrario, en algunos casos hasta con imprudencia pagando con su vida sus hazañas.

La certeza es así. Mientras algunos o muchos huyen ante el primer fracaso o nunca lo intentan por temor, otros lo hacen porque tienen la certeza que les irá bien. La certeza es la confianza que uno mismo se tiene para alcanzar los objetivos planteados.

El liderazgo demanda esfuerzo y sacrificio, visión de futuro y servicio, y todo ello está tiene que ver mucho con la constancia. Eso se aprende desde pequeños, pero aún en la vida adulta, también.

Desde niño se aprende valores y principios que servirán para toda la vida. El darse por vencido en el primer intento, no ayuda mucho, pero el insistir realmente ayudará mucho en la vida. De ahí la necesidad de enseñar a los niños, tanto en el hogar como en la escuela, en no darse por vencido antes de iniciar la faena. Aún si no se logra en los primeros intentos, hablando deportivamente, insistir y se verán después los resultados con satisfacción.

El éxito que tienen los emprendedores es precisamente la constancia, esa perseverancia para hacer negocios donde otros fracasaron o no lo quieren realizar. Recuerden que el fracaso de otros no debe ser el nuestro, así como el triunfo de otros tampoco es el nuestro. Cada cuál labra su futuro y decide, en última instancia, a dónde quiere ir. Los proyectos de vida son personales. Se puede recibir ayuda y orientación al inicio, pero después, uno mismo tiene que luchar para continuar adelante.

Una persona constante es firme en todos sus caminos. Puede escuchar muchas voces, pero se mantiene firme a sus principios. No se deja llevar por cualquier pensamiento o voz que escucha. Sabe lo que tiene y sabe a dónde ir.

El líder debe tener la virtud de ser constante siempre. Tampoco puede estar variando en todo momento. Es verdad que si está equivocado tiene todo el derecho de cambiar de rumbo, pero siempre conduce a buen puerto su barco.

La perseverancia es la firmeza o constancia en la manera de ser o de obrar. La perseverancia está íntimamente ligada a los líderes. Una persona que no lo es, difícilmente será un líder. Ahora, todo ello se aprende en la vida. Nadie nace con perseverancia, es una virtud que se aprende en el hogar, escuela o simplemente en la vida. Se aprende y no hay edad para ello. Lo recomendable sería aprenderlo de niño, pero si no es posible, se aprende de adulto, pero se aprende.

RATIFICACIÓN Y RECTIFICACIÓN

El líder sabe ratificarse y rectificarse. Ratificarse cuando todo está bien, y sabe que está haciendo lo correcto. Rectificarse cuando observa que algo se salió de su rumbo y debe volver al camino correcto.

Tampoco debe ser confiado cuanto aparentemente todo va bien. Siempre debe evaluar, revisar y visionar escenarios futuros, para tomar las decisiones correctas. El líder constantemente revisa su vida, analiza a su grupo, evalúa procesos, hace cambios, corrige errores y procura que todo vaya bien.

Pero también se rectifica cuando algo sale mal o está incorrecto. Sabe en qué momento debe hacer los cambios, sin dañar honras ni personas, pero hace los cambios con autoridad porque sabe que es necesario hacerlos.

A un líder no le debe “temblar” la mano para hacer los cambios necesarios. Tampoco debe aceptar a gente que no tiene el perfil para hacer una determinada tarea, así sea un familiar, amigo o conocido. No debe confundir la amistad con la gestión en la organización.

Un líder no debe dejarse influencia por nadie, a menos que el consejo o ayuda, contribuya con el logro de los objetivos. Aquellas personas que se dejan mandar, o convertirse en “marionetas” de otros, lo único que están mostrando es que no sirven para ser líderes.

Si bien es cierto un líder ejerce autoridad, pero no debe confundir la responsabilidad que se desprende de esa autoridad con el “autoritarismo” que es otra cosa. El “autoritarismo” es mandar por mandar, simplemente porque se ejerce la autoridad. Hasta para mandar se requiere de una dosis de autoridad y respeto.

Los subordinados deben acatar las normas de alguien que las conoce, las obedece y las practica. En las organizaciones vemos a personas que tienen la autoridad porque están en puestos de responsabilidad, pero no influencian en nadie porque no se han ganado, precisamente esa autoridad. La tienen porque otros lo nombraron.